
Me encuentro en un cambio de vida, empaco mis cosas, de pronto me doy cuenta que son pocas las cosas que utilizo, las otras me traen tantos recuerdos que no sé si deshacerme de ellas o conservarlas, pero hay que tirar lo que ya no sirve y permitir una renovación a nuestras vidas.
A veces hace falta un amigo que te dé ese impulso y ayude con esa indecisión que solo retrasa el cambio, un impulso que te saque de ese estancamiento donde nos bloqueamos y no vemos lo que es realmente esencial. Una reducción de los elementos que nos rodean, para crear nuevos espacios, purificarnos, como la sutileza de una nota para endulzar una melodía, lo esencial para ser feliz.

En este mundo lleno de cosas, de pronto nos topamos con que toman parte de nuestro interior, se apoderan de nuestro espacio y nos apegamos a ellas con un valioso recuerdo…los años pasan y parece que brotan!, sí, nos inundamos de ellas, ¿pero realmente todas son tan indispensables como creemos?, ¿o solamente es ese apego el que nos hace que las conservemos tan recelosamente?
